lunes, 12 de enero de 2009

UN NUEVO AÑO


Un nuevo año da la sensación de tener una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor, de enmendar nuestros desaciertos, de mirar reflexivamente lo andado y ver qué tanto hemos avanzado hacia nuestros anhelos.
Y mirar lo andado puede ser satisfactorio, o también puede dejarnos un gusto a poco. Con todo, no podemos dejar de sentir gratitud por quienes han sido nuestros compañeros y compañeras que han hecho de nuestro andar momentos de alegría, han permitido que nuestros sacrificios sean más llevaderos, y que nos han permitido descubrirnos y seguir creciendo como personas y como creyentes.
El sentir de todos y todas es que la presencia de cada uno/a en el grupo ha sido una bendición. Nadie está de más, sino al contrario, todos y todas nos necesitamos para continuar, para ser la comunidad cristiana que hemos sido y queremos ser. Nos sentimos como amigos y amigas, hermanos y hermanas, hijos e hijas de un Dios que cada día nos sorprende cómo es, que quiebra nuestros esquemas, que nos asombra con sus misterios. Un Dios que rompe nuestras ataduras dogmáticas para hacernos personas más plenas.
En la Cena de Cierre de Actividades de 2008 tuvimos un grato momento en que los coordinadores salientes y los que asumían dicho cargo para el 2009 nos compartieron su sentir. Luego, escuchamos algunas palabras de reflexión y gratitud de Esteban, que nos acompañó durante este año en nuestro trabajo.

Compartimos lo que en esa ocasión nos expresaron:

Juan Rojo:

Mis estimadas y estimados:
El 2008 ha sido un año para mí fue bastante curioso, entretenido, arduo, cansador, melancólico, gracioso, pero sin duda muy feliz. Son muchas las vivencias que tengo que evaluar y meditar. Pero hay algo que tengo muy claro... y es el aprecio que siento por cada uno de ustedes. Con algunos aprendimos cosas nuevas por el camino, con otros nos enojamos pero logramos llegar a puerto, otros estuvieron conmigo cuando los necesité, con otros reímos y con otros no logré ser ese amigo que esperaba, pero éstas son las cosas del crecer como humano...
Siempre me es difícil y melancólico despedir un año, muchas cosas no hice y algunas las hice mal... pero otras sin duda me salieron muy bien y ¡esas quedan! Este año tal vez no fue el mejor económicamente para mí, pero gané grandes amigos y amigas, conocí personas muy interesantes y espero seguir con ellos recorriendo mi camino. Todos sin duda marcaron mi año de una u otra forma.
Feliz 2009 y espero contar con Uds. y obviamente pueden contar conmigo.
Un abrazo

Romina:

Queridos Amigos:
Otro año llega a su fin y para mí, no sólo el año termina sino también mi etapa como coordinadora del grupo juvenil.
Muchas palabras o frases vienen a mi mente para definir este tiempo: enriquecedor, difícil, arduo, bonito, pero me quedo con que fue un periodo rico en enseñanzas. Pero, no sólo quiero hablar como coordinadora, sino también como Romina, para agradecerles el haber confiado en mí, para llevar adelante este grupo de jóvenes. Ha sido una gran responsabilidad, y el que pensarán en mí, me llenó de alegría. Y en muchos momentos de tristeza y melancolía que he vivido en este último tiempo me dio fuerzas para seguir. El pensar en su apoyo y cariño, me hacía continuar con este trabajo.
Me alegra enormemente ver los logros que hemos obtenido, que no son sólo por la gestión de coordinación, sino también por el esfuerzo de cada uno de ustedes.
Lo bueno de dejar este cargo, es el saber que en nuestros lugares quedan dos jóvenes, llenos de alegría y talentos, que se han entregado para seguir construyendo la obra de Dios, aquella obra de la cual todos somos partícipes.

Alfredo:

Cuando acepte el desafío de coordinar un grupo de jóvenes, no tenía las capacidades necesarias que se requerían, pero si el amor y la entrega incondicional con que ustedes cuentan… es así que naufragué muchas veces en los problemas y anécdotas que vivimos. Agradezco a todos la confianza que depositaron en mí, aquella que me permitió ingresar a la Cuarta Iglesia Bautista de Conchalí y vivir la fe en comunidad. Recuerdo que Catalina fue quien dio los primeros pasos para poder construir mi vida junto a todos ustedes, los últimos que me integraron en los problemas sociales desde la perspectiva cristiana. Como dice don Omar Cortés mirar los problemas desde la cruz es diferente que mirar los problemas hacia la cruz y quedar varados en la esquina con los brazos cruzados y la voz oprimida por una sociedad segregada, segregadora y competitiva.
Romina ha sido una gran compañera con la que logramos sembrar un camino de amistad, es a ella a quien agradezco la comprensión en momentos en que era necesario trabajar en equipo.

Catalina:

Deseo partir dando gracias a Dios, por lo infinitamente bendecidos que somos y reconocer su compañía y bondad en cada una de nuestras vidas, y en el grupo de jóvenes. Cuando me preguntaron si me gustaría participar en la coordinación de los jóvenes, en un principio dije que no, puesto que no creía ser la persona más indicada o la persona con que ustedes se lograran identificar. Pero ahora he aceptado aunque con muchos temores y desafíos, creyendo que las capacidades y habilidades son posibles de mejorar y forman parte de una construcción en comunidad, en donde el valor del aprendizaje está en reconocer a su prójimo(a) y el infinito conocer que te entrega y comparte… y por sobre todo, reconocer que la base de las decisiones es para servir y amar. Es a partir de ahí que mi decisión toma mayor fuerza, cuando recuerdo de la importancia del seguimiento a Jesús y como éste se hace vivo entre nosotros(as), logrando así articular de manera tensionada nuestros pensamientos con nuestro actuar, en donde la palabra no posee mayor validez si no está acompañada por la acción de ésta.
Muchas gracias y que Dios nos ayude a seguir construyendo su reino de manera comprometida.

Juan Esteban:

Cuando miro hacia atrás, veo que he recorrido un gran camino con los jóvenes de la Cuarta Iglesia. He sido dos veces presidente de los jóvenes, y ahora me toca trabajar junto a Catalina y Esteban para organizar las actividades, y creo que es un nuevo desafío en nuestro caminar ministerial. Por lo que he vivido últimamente, pensé que iba a pasar mucho tiempo antes de liderar alguna actividad o grupo eclesiástico, pero el apoyo de cada uno de los jóvenes, su respaldo para darme una nueva oportunidad con ustedes, primero representándolos ante el concilio y ahora participando en el liderazgo, es un gran golpe de motivación para continuar trabajando por el Señor.
Si bien es cierto que somos un grupo heterogéneo de personas, que vivimos, pensamos y hasta creemos cosas distintas, quizás por lo que nos ha tocado vivir a cada uno. Pero hay algo transversal en nosotros, algo que nos une, y es el Señor Jesús, las ganas de conocerlo y de que se haga vida en nosotros, y trabajar por El.
Por eso le agradezco a cada uno de ustedes su apoyo, su amistad, y deseo que este año que viene podamos crecer en número, en calidad, y en espiritualidad.

Esteban:

Éste ha sido para mí un año muy especial. El día 17 de julio, al interior de un pabellón, tomé en mis brazos por vez primera a mi hija Catalina. El 3 de octubre, Jessica, mi compañera, rindió su examen de grado, y sus profesores me halagaron con felicitaciones…
Este año, he tenido momentos felices, momentos de quiebres, momentos de cansancio, momentos de satisfacción.
Quiero hoy decirles, que de todos ellos, los momentos compartidos con Uds. ocupan un lugar importante para mí, y esto es porque cada uno/a de Uds. ha ganado en mí un lugar importante.
Al principio, me sentía lejano, y no con mucha convicción de poder establecer lazos de confianza, ni menos amistad. Hoy creo que, aunque todavía hay mucho que recorrer en este sentido, me puedo sentir parte de Uds.
Cada uno/a de Uds. ha sido para mí una bendición, pues de cada uno/a he aprendido cosas que no se comprenden sentado en un escritorio, ni en la reflexión solitaria.
Hoy quiero agradecerles la posibilidad de permitirme estar con Uds., de permitirme experimentar a Dios en la realidad de nuestra comunión y acompañamiento, de permitirme experimentar a Dios en la manifestación expresa de nuestro aprecio y lealtad.


Conclusión:

Estamos seguros, que varios de nosotros/as también quieren expresar algunas palabras al grupo. No queremos que ellas dejen de ser dichas, pues serán una bendición de aliento y estímulo para el nuevo año que comenzamos. Compartamos con libertad nuestros deseos para este nuevo año que el Señor nos concede vivir.

Shalôm.

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